Sofía despertó
sobresaltada.
Sudaba y su
corazón latía aceleradamente .Respiraba con agitación.
Se levanto .Llego
tropezando al baño. Se lavó la cara con
agua bien fría. Se miró la cara mojada en el espejo y los ojos se perdieron. Regreso
a su habitación. Se volvió a acostar, pero no pudo dormir. A la mañana
siguiente se levantó apurada .Después de lavarse y vestirse totalmente
distraída tomó el bolso y las llaves y salió.
Corrió a la
parada. Subió al colectivo. Miraba el reloj constantemente. Se movía
intranquila. En un momento pareció reconocer algo por la ventanilla y bajó.
Camino media
cuadra. Llegando a la esquina se detuvo. gente iba y venía apresurada, distante. Ella
miraba atentamente los rostros. Los estudiaba. De pronto su mirada se detuvo
frente a un chico que venía. Titubeó. Se paro frente a él, como frenándole el
paso. Se atrevió a decir:
-Disculpa…-
El chico que
venía concentrado, se detuvo un poco sorprendido.
Ella miro su
cara un instante, mientras los ojos comenzaron a llenársele de lágrimas. Al fín
se animó a balbucear:
-Espero que
hayas sido feliz-
El chico la
miró extrañado, incomodo. Desvió su mirada nervioso. La volvió a mirar sin
entender y con un gesto despectivo siguió el camino.
Ella lo vio
detenerse frente al semáforo. Cuando la luz le dio paso lo vio cruzar. Cerró los ojos. Y
entonces escucho el ruido del impacto. Luego la confusión, los gritos de la
gente, las corridas…
Mas tarde
sonaron a lo lejos las sirenas. Seguía inmóvil en el medio de la vereda mirando
la escena. Lloro. Los ojos se detuvieron
en el semáforo que aún seguía verde.
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