martes, 26 de julio de 2016

Un cuento para Siro






Había una vez una princesa llamada Gabriela…
Pero no era una princesa como todas las princesas de los cuentos…
En lugar de sentarse a esperar en la torre más alta del castillo a que un apuesto príncipe viniera a rescatarla, ella prefería escaparse del castillo y salir a vivir aventuras…
En lugar de un pomposo vestido rosa y coronita: vestía de jeans y zapatillas.
Así fue como nuestra princesa vivió esta aventura que quiero contarte ahora que sos chiquitito para entenderla porque tu corazón aún es inmensamente puro.
Un día nuestra princesa decidió huir.
Escapando del castillo encantado se adentro a un bosque desconocido donde solo hombres valientes en gallardos corceles se animaban a entrar.
La princesa Gabriela no iba en busca de un príncipe que la salvara de algún hechizó, ella iba en busca de un sueño perdido.
A veces cuando la gente va creciendo va perdiendo los sueños en el camino (hasta las princesas les puede pasar) no se muy bien porque pasa...pero los sueños se pierden...será que uno cierra muy livianamente los ojos y se salen por los parpados entre abiertos...será por las muchas frazadas con las que nos cubrimos la cabeza en las noches en que sentimos un poco de miedo...y nuestro sueños se esfuman tiritando de frío…no lo se...pero sucede todo el tiempo: los sueños se pierden en un descuido...
Por eso ella tenía la secreta esperanza que en aquel bosque podría encontrar sus sueño.
Así que se armo de valentía y camino por extraños senderos.
Cansada luego de días caminando sin encontrar una señal que le mostrara que estaba siguiendo el camino correcto decidió sentarse bajo la sombra de un árbol frondoso.
Se sintió un poco desanimada de no saber donde iba, ni que buscaba realmente.
Pensó que todo se revelaría al entrar al bosque que miraba desde su castillo desde pequeñita… sin embargo ahora, ahí mismo nada había que la hiciera sentir mejor.
Agotada y rendida se durmió.
No supo si fueron horas, minutos o segundos lo que duro su sueño, pero algo de pronto la despertó.
Sus ojos no podían creer lo que veían, el bosque tosco y común se había transformado como por arte de magia: duendes, hadas y unicornios la rodeaban y le daban la bienvenida.
No tuvo miedo de estos seres desconocidos ,porque para ella eran familiares, le parecía que había jugado con ellos de niña ,que aquel duende saltarín había balanceado su cuna para que se durmiera y que las hadas más brillantes habían iluminado su habitación en las noches mas oscuras de su niñez.
Se sintió como en casa, y toda esa desilusión que la había invadido hace un rato se había esfumado.
Los seres la invitaron a seguirlos guiándola hacia un lugar del bosque que nadie podía encontrar, un lugar al que se llegaba cruzando una cueva oculta tras una cascada.
Aquel lugar era el lugar mas increíble que jamás hubiera visto donde todo los deseos se hacían realidad: comer una hamburguesa, mirara dibujitos hasta tarde, ensuciar las camisetas blancas con barro…etc.
La princesa Gabriela paso días y días haciendo todo lo que siempre había deseado, cosas que las princesas no podían hacer. Como jugar a la pelota o treparse a los árboles mas altos.
Se sintió feliz porque había hallado su verdadero hogar, lejos del aburrido castillo y de los deberes de la realeza.
Pasaron los años, cumplió cada deseo…y de pronto un día recordó que había un castillo, del que salió en busca de su sueño!!!Y que había abandonado su búsqueda todos estos años.
Y aunque había podido cumplir todos sus caprichos…algo le faltaba para sentirse completamente feliz.
Pensó y pensó…busco dentro de su corazón y de pronto entendió que nada  de este mundo mágico tenia sentido si no tenía a alguien especial con quien compartirlo.
Justo en ese momento se le reveló su sueño perdido… pudo verlo y supo como hacerlo realidad.
Así que abandono aquel lugar único y secreto del bosque y volvió a su palacio.
Luego de un par de meses las hadas y duendes celebraron su regreso.
Si, la princesa Gabriela regreso a aquel mágico lugar encantado en el bosque pero ya no estaba sola, traía de la mano a un ser pequeñito al que todos los seres mágicos del bosque estaban dispuestos a malcriar.
Un  pequeñín especial que viviría aventuras en el lugar más mágico de la tierra donde todos los sueños se hacen realidad.
Este ser era el sueño perdido que tantos años le costo encontrar a la Princesa Gabriela,
Su sueño se llamaba Siro.
Y colorín colorado este cuento recién ha empezado!
           De tu tía que te quiere de lejos...aunque estemos tan cerca.

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