HACE UN PAR DE DIAS ANDANDO POR EL CENTRO VI EN UNA ESTACION DEL SUBTE A UN HOMBRE durmiendo en el piso CON SU PERRITO.
Frente a el había colocado un cartel y una lata para que le
dejaran monedas.
El cartel decía “yo fui payaso y alegraba la vida de los chicos…ahora vivo en la calle y le pido una ayuda”
Me pareció tan triste.
Era difícil imaginar que ese pobre hombre abandonado fuera alguna vez un
payaso.
La vida suele ser algunas veces muy injusta.
Yo le di algo que tenia.
Recordé mi promesa.
Hace mucho tiempo, cuando estaba recuperándome de mi gran depresión
por la muerte de mi madre le prometí a dios darle siempre las moneditas que
pudiera a los chiquitos que subían a pedir en el subte.
Me conmovían el corazón.
Recordaba lo mal que estuve, lo desesperanzada y desahuciada que me sentia…y no podía ignorar
su dolor.
Es muy posible que sus padres los manden a pedir, o que el dinero sea usado para otros fines en vez de comida.
Pero esa no es la parte importante.
Lo que importa es lo que uno hace frente al dolor del otro.
Yo prometí darle lo que pudiera a esas personas que me lo pidan.
Se lo prometí a dios a cambio de nada.
En mi religión uno no le promete cosas a dios a cambio de algo.
Uno promete algo para ser mejor persona.
Y siempre me pareció que se siente mas lindo dar.
Por eso me gustan los cumpleaños y hacer regalos.
Fijarme en los detalles, en como los envuelvo, como los presento,
cosas que a mi me gustan pensar para el otro.
Porque al fin de cuentas es como dice la biblia:
“es mejor dar que recibir”
Cuando das el alma se te llena de alegría.
Sabes que hiciste algo por el otro, aunque sea algo muy pequeño.
Me quede pensando en ese payaso que
ahora vive en la calle y en su sufrimiento.
Le pido a dios que lo bendiga y lo
ayude.
Y que algún día pueda volver a sonreír
y hacer sonreír a los chicos como tanto le gustaba.
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