sábado, 5 de noviembre de 2016

Mi otra hermana


 

Hay un poema de Emily Dickinson que me hace recordarte.

El día que te conocí no sabía que estaba conociendo a mi nueva hermana.

Yo siempre fui demasiado timida ,y en aquella epoca era peor.

Nunca me gusto conocer gente ,no por antipatía...tal vez como un mecanismo de defensa por temor al rechazo.

Así que al principio apenas si podía decirte Hola...

Pero con el paso del tiempo me fuiste domesticando (igual que el Principito al zorro).

Y compartimos media vida juntas en la cual paso de todo.

Y cada una de esas vivencias sirvio para unir este lazo de hermandad.

No puedo imaginar la vida sin vos.

Vos sabes ,si yo pudiera te regalaría el mundo.

Pero te miro y veo a una persona maravillosa llena de dones que te hacen especial.

Y encima de todo eso ,tenes cuatro hijos unicos e increiblemente buenos y hermosos.

Hijos que valen oro.

Entonces me doy cuenta que tenes las cosas mas valiosas que no se pueden comprar con dinero.

Y eso me hace sentir feliz por vos.

Te quiero...mucho más allá de lo que las palabras puedan expresar...

Y aquí mi regalo:

                          

      

                      Una Hermana tengo en nuestra casa -

                        Una Hermana tengo en nuestra casa -
                       Y una, a un seto de distancia.
                       Solo una está inscrita,
                       Pero ambas me pertenecen.

                       Una vino por el camino que yo vine -
                       Y llevó mi vestido del año anterior -
                       La otra, como un pájaro su nido,
                      Entre nuestros corazones construyó.

                      Ella no cantaba como nosotras -
                    Era una melodía diferente -
                    Ella misma para sí una música
                     Como Abejorro de Junio.

                 Hoy está lejos de la Infancia -
                 Pero subiendo y bajando las colinas
               Yo le tomaba la mano aún más fuerte -
               Lo que acortaba todas las distancias -

                 Y todavía su zumbido
                 Pasados los años,
                Engaña a la Mariposa;
               Todavía en sus Ojos
               Yacen las Violetas
               Consumidas en tantos Mayos.

                Yo derramé el rocío -
               Pero tomé la mañana;
               Escogí esta estrella singular
              Entre las muchas que hay en la noche -
               ¡Sue - para siempre!

                      (Firmado "Emilie" y enviado a Susan Huntington Dickinson)



    Para mi terminaría:
                                         (-¡Gra-para siempre!)

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